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CANO-SANTIAGO: Derogar Ley 60 y reconocer soberanía de Puerto Rico

Puerto Rico no es un paraíso fiscal: es hora de la independencia puertorriqueña y de que los colonizadores se vayan a casa

[Pie de foto] Los boricuas y los de la diáspora están cansados ​​de la falta de respeto, la corrupción política y de ser expulsados ​​de nuestros hogares para que los ricos continentales blancos puedan mudarse.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Traducido por: Mariana Ortegon y Anna K

Artículo Original

Desde el año 1898, cuando Puerto Rico devino una colonia, los Estados Unidos ha encontrado diferentes maneras de explotar a la gente y la tierra puertorriqueña. Estas prácticas incluyen usar la isla para probar bombas, esterilizar las mujeres puertorriqueñas y garantizar la supervisión de sus políticas y economía por el Puerto Rico Oversight, Management and Economic Stability Act y el Jones Act. La promulgación de la Ley 60 en 2019 fue una nueva manera de controlar la isla y ganar dinero  sin considerar el bienestar de los isleños nativos. Ya es hora de abolir estas leyes predatorias y reconocer la soberanía de Puerto Rico. 

De aquí en adelante, como acción de descolonizar, referiré a Puerto Rico – el nombre dado por los conquistadores españoles – como Borinquen. La palabra deriva de Boriken, la palabra Arawak que los habitantes originales de la isla, los Taíno, usaron.  

La Ley 60, promulgada hace cuatro años por el gobernador antiguo deshonrado Ricardo Rossello, ha estado desplazando muchos Boricuas nativos en Borinquen. Rosello renunció debido a las manifestaciones que resultaron de una fuga revelando corrupción y mensajes derogatorios en sus chats. Rosello aprobó el acto para minimizar los problemas de la bancarrota en el país por combinar todas las diferentes leyes de impuesto entre una universal. La ley trata de atraer inversores ricos con oportunidades de evitar impuestos para facilitar la inversión extranjera. Sin embargo, la ley no ha ayudado tanto a la economía como la ha dejado dependiente de los EEUU. Además, aumenta la carga impositiva de los Boricuas, quienes ya están en riesgo de desplazamiento debido a la ley.

No te engañes – mudarse a Borinquen como no Boricua para evitar impuestos u otra razón es el colonialismo. La gente que viene a Borinquen por Ley 60 deben comprar propiedades en la isla dentro de dos años para conseguir la exención tributaria. Irónicamente, los Boricuas no pueden beneficiarse de la ley porque es exclusivamente para los extranjeros. Muchos inversores compran propiedades y las convierten en Airbnbs, previniendo que los isleños nativos se hagan dueños de casa. Esta imprudente e insensitiva aprobación de tierra por inversores ricos contribuye a la gentrificación, aumentando los precios de las casas y desplazando a las Boricuas. Se teme que Ley 60 podría crear un “Puerto Rico sin puertorriqueños.” Sin embargo, los colonizadores no se preocupan por las consecuencias de sus acciones. No les importan las consecuencias de sus acciones, ni la historia rica de la isla. No intentan ayudar a Borinquen superar sus deudas ni prosperar. No hay razón de pensar que ellos quieren hacer nada fuera de enriquecerse y evitar los impuestos. Si la ley no es abolida, los Boricuas permanecen a merced de los inversores predatorios, aumentando los precios de propiedades y rentas.

Uno de los destinos más populares para estos delincuentes fiscales es el municipio de Dorado, adonde se mudo el YouTuber Logan Paul en 2021. Dorado también es el municipio en el que mi familia ha vivido durante generaciones y del que podría verse desplazada por culpa de gente como Paul. Desde que se mudó a la isla, Paul no ha hecho más que faltar al respeto a la tierra y a su gente. Entre sus comportamientos atroces está conducir ilegalmente por una playa protegida durante la temporada de nido de las tortugas y llamar a Borinquen un "país tercermundista". A los colonizadores como Paul no les importan los efectos que sus acciones tienen en la tierra y en los boricuas nativos.

Además de los problemas internos de la isla, los políticos y los representantes borinqueños sin derecho a voto han debatido la aprobación de la Ley de Estatus de Puerto Rico a 1.557 millas de distancia, en D.C. La ley fue aprobada antes de las elecciones de mitad de mandato de la Cámara de Representantes, entonces de mayoría demócrata. Combinaba  un proyecto de ley a favor de la estadidad y la recién creada Ley de Autodeterminación de Puerto Rico. Este último proyecto de ley fue coescrito por la representante Alexandria Ocasio-Cortez y es importante porque daría a los boricuas autonomía para determinar su estatus, ya sea convertirse en un estado o en una nación independiente. Lamentablemente, es poco probable que el proyecto de ley supere un filibustero del Senado, lo que significa que debe volver a entrar en la Cámara, que ahora tiene mayoría republicana.

Hay muchas razones por las que Borinquen no debería convertirse en un estado estadounidense. En primer lugar, si la isla se convirtiera en un estado estadounidense, se convertiría en el próximo Hawai: una isla rica en cultura e idioma relegada a centro turístico para los estadounidenses ricos. Hawái está totalmente controlada por Estados Unidos, los mismos colonizadores que participaron en el borrado cultural de su pueblo. Posteriormente, Hawái sufrió  las consecuencias de la oleada de turistas que la visitaron durante la pandemia, lo que puso a los hawaianos nativos en riesgo de infección. Es posible que un borinqueño independiente tenga que depender del turismo como principal industria económica, al igual que muchas economías insulares, pero debería ser en sus propios términos, no decidido por el gobierno estadounidense.

El gobierno estadounidense ha dejado claro una y otra vez que los boricuas no son más que sujetos coloniales. Los boricuas y los que viven en la diáspora están hartos de esta falta de respeto, hartos de la corrupción política y hartos de que se nos obligue a abandonar nuestros hogares para que los blancos ricos del continente puedan instalarse allí. Estados Unidos no entiende a los boricuas. Uno puede hacerse una idea de estos sentimientos viendo la reciente actuación de Bad Bunny en los Grammy con una canción muy políticamente llamada "El Apagón'' sobre los constantes apagones durante la temporada de huracanes como resultado de varias formas de corrupción del gobierno borinqueño y la fallida respuesta de Estados Unidos. En lugar de proporcionar una traducción al inglés o subtítulos en español, los Grammy calificaron toda la interpretación de Bad Bunny de "El Apagón'' ante un público principalmente estadounidense como " hablando en no-inglés" y "cantando en no-inglés". Borinquen es parte de EE.UU., y sus habitantes son ciudadanos estadounidenses y, sin embargo, esta falta de respeto demuestra cómo ve EE.UU. a los boricuas. Son vistos como no totalmente asimilados, no angloparlantes, ciudadanos de segunda clase.

La Ley 60 y la ciudadanía de segunda clase de los boricuas están intrínsecamente relacionadas. Ambos son subproductos del colonialismo histórico y continuado colonización y son sólo dos razones por las que Borinquen debe poner fin a su relación parasitaria con Estados Unidos. Seguimos  luchando por el fin de la colonización en 2023 y por 124 años de reparaciones adeudadas. Los boricuas no han tenido derecho al autogobierno y la autonomía desde 1492. Sin embargo, muchos están luchando, exigiendo un Borinquen para los boricuas y que "el gringo se vaya a casa" . Como miembro de la diáspora boricua, tengo la esperanza de que mi patria ancestral se convierta en una nación independiente durante mi vida y que por fin podamos experimentar la libertad de nuestros opresores coloniales.

Yssis Cano-Santiago es columnista de opinión y escribe sobre salud, tecnología y medio ambiente en The Cavalier Daily. Se puede contactar con ella en opinion@cavalierdaily.com. 

Las opiniones expresadas en esta columna no son necesariamente las de The Cavalier Daily. Las columnas representan exclusivamente las opiniones de sus autores.

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