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Un estudiante de la Universidad de Virginia habla sobre la ciencia detrás de la pornografía

En la competencia de oradores estudiantiles de TEDxUVA, Matthew Houff da conferencias sobre los riesgos asociados con la pornografía y los efectos en el cerebro

<p>Houff focused on two ways in which pornography causes a hijacking of the brain — sensitization of the “wanting system” and desensitization of the “liking system.”</p>

Houff focused on two ways in which pornography causes a hijacking of the brain — sensitization of the “wanting system” and desensitization of the “liking system.”

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Escritor original: Ashley Ewing

Traducido por: Josefina Waquin y Hannah Fernandez

El estudiante de segundo año del Colegio, Matthew Houff, habló sobre la pornografía en internet y sus efectos en el cerebro en la competencia de oradores estudiantiles de TEDxUVA que se llevó a cabo el 14 de noviembre en el bar Boylan Heights.

Houff comenzó su charla con una discusión sobre “estímulos supernormales”, que describió como estímulos que alteran los instintos naturales de las personas. Por ejemplo, explicó que el impulso normal del cerebro para comer alimentos puede ser alterado por el estímulo supranormal de la comida chatarra. El impulso adicional para alimentos de alto contenido calórico puede llevar a problemas de salud, como la obesidad y la adicción a los alimentos.

“Incluso si una persona obesa se da cuenta del problema con su consumo de alimentos, puede ser muy difícil dejarlo”, dijo Houff. “La comida chatarra, un super estímulo poderoso, ya ha reconfigurado su cerebro, alterando efectivamente el sistema de recompensa natural”.

Houff comparó la manera en que la comida chatarra puede alterar los instintos del cerebro con la manera en la que la pornografía puede afectar el impulso sexual y los instintos reproductivos del cerebro. Se centró en dos formas en que la pornografía causa esta alteración del cerebro: la sensibilización del “sistema de deseo” y la desensibilización del “sistema de gusto”.

La sensibilización del “sistema de deseo”, dijo Houff, se produce a través de la acumulación de una proteína llamada DeltaFosB. Investigaciones de la Academia Nacional de Ciencias muestran que DeltaFosB se acumula en regiones del cerebro relacionadas con la adicción en respuesta a muchas drogas y conductas compulsivas. Esta proteína causa mayor sensibilidad al estimulante y “mayor comportamiento de búsqueda de drogas”, según la Academia Nacional de Ciencias.

Houff dijo que se produce un efecto similar en respuesta a la pornografía, ya que la acumulación de DeltaFosB produce una mayor sensibilidad y la formación de nuevas conexiones cerebrales que le permiten recordar las acciones asociadas con una experiencia placentera. Esto hace que se sienta atraído/a a la repetición de estas acciones más adelante para obtener la misma respuesta.

El efecto de construir estas nuevas conexiones cerebrales que vinculan todas las acciones asociadas al placer es que ciertas partes de la experiencia diaria de una persona pueden convertirse en señales. Houff dijo que al igual que el olor a humo puede ser una señal que recuerda y motiva a un fumador a fumar nuevamente, un lugar u hora del día en el que un usuario de pornografía está solo en Internet puede ser una señal para ver contenido explícito.

La segunda forma en que la pornografía afecta al cerebro, como describió Houff, es la insensibilización del "sistema del gusto" o el sistema de recompensa natural del cerebro. Este proceso ocurre a través de una acumulación de una proteína llamada CREB en el cerebro, que suprime las respuestas de placer del sistema de recompensa. La investigación de “Behavioral Sciences” [Ciencias del Comportamiento] muestra que con una mayor cantidad de CREB, se necesita una mayor cantidad de estimulante para lograr el mismo efecto con el uso continuo.

No solo existe una desensibilización a la pornografía, sino que también hay una respuesta amortiguada a otras partes de la vida de un individuo.

“De hecho, demasiado CREB flotando en tu cerebro puede dificultar el disfrute de cualquier cosa, incluso cosas simples como una puesta de sol o tu canción favorita”, dijo Houff.

A pesar de los efectos aburridos de la pornografía, según Houff, alrededor de la mitad de los hombres en edad universitaria hoy en día han sido expuestos a la pornografía antes de los 13 años.

Algunos miembros de la audiencia se sorprendieron al escuchar lo accesible que es la pornografía para los niños.

“La charla de Matthew sobre la pornografía me abrió los ojos a... cómo los niños tienen acceso a ella desde los 11 años o incluso más jóvenes”, dijo el estudiante de segundo año de Enfermería Jordyn Hamlett.

Dado que la pornografía puede ser la primera exposición de un niño o adolescente a las interacciones sexuales, puede enseñarles “así es el sexo normal. Así es como lo haré”, dijo Houff. 

Houff presentó cómo esta perspectiva afecta los comportamientos y pensamientos sexuales de un individuo al citar un metanálisis que estudió cómo el uso de pornografía está “asociado con actitudes más permisivas sobre el sexo, una visión más baja de las relaciones monógamas y más creencias estereotipadas de género”. Este análisis también encontró una asociación entre el uso excesivo de la pornografía y la participación en conductas sexuales que ponen a las personas en riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual. 

Además, la pornografía no solo afecta el cerebro y las conductas sexuales de un individuo, sino también las relaciones del individuo. 

Houff informó sobre otro metaanálisis que incluyó 50 estudios y 50.000 participantes que “demostró unánimemente que para los hombres, el consumo de pornografía estaba asociado con una menor satisfacción interpersonal”. Por ejemplo, algunos experimentos encontraron que los hombres calificaron a sus parejas como menos atractivas después de ver 20 minutos de pornografía en contraste con un grupo de hombres que vieron un documental sobre la naturaleza. 

"Al ser un estudiante de psicología, realmente disfruté escuchar sobre los efectos negativos que tiene la pornografía en el cerebro”, dijo Alexa Connelly, una estudiante graduada en el Departamento de Psicología de la Universidad de Virginia Commonwealth. "La pornografía es algo con lo que todos entran en contacto, pero algo de lo que nadie habla". 

Del mismo modo, el estudiante de segundo año de ingeniería Daniel Keith dijo que la pornografía es un “tema tabú” sobre el que las personas temen hablar. 

"Aprecio que Matthew adoptó un enfoque muy científico a su argumento", dijo Keith. "Mantenerlo científico ayudó a atraer a muchas personas". 

Aunque la pornografía no se discute en público frecuentemente, Houff dijo que no estaba más nervioso hablando de pornografía frente a sus compañeros de lo que lo habría estado si hubiera hablado de otra cosa, porque habló de ello estrictamente desde una perspectiva científica. 

Después de recibir toda la investigación que indica cómo la pornografía afecta el cerebro, Houff llegó a la conclusión de que su objetivo es simplemente aumentar la conciencia de estos efectos, "para que cada persona pueda considerar el costo antes de consumir". 

Durante su charla, dijo que la vergüenza no es cómo quiere que la gente responda a su charla porque “los usuarios de pornografía no son malas personas”. También dijo que la legislación tampoco es una solución ideal para mitigar los efectos negativos del uso de la pornografía porque la censura puede resultar en los mercados subterráneos.  

"Lo que realmente me importa es aumentar la conciencia de los riesgos asociados con la pornografía y cómo eso puede afectar a las personas, especialmente a los jóvenes", dijo Houff . "La conciencia es mi objetivo principal". 

Si la pornografía puede reconfigurar el cerebro, también se puede desconectar, según Houff. Dijo que dado que muchas personas han estado viendo pornografía durante la mayor parte de sus vidas, “es difícil saber si lo que sienten es normal”. 

Por lo tanto, sugiere que si un individuo se pregunta si la pornografía ha tenido efectos negativos en ellos, la única manera de saber es tomarse un descanso de la pornografía y reflexionar sobre qué cambia. 

“Podemos dejar atrás imitaciones falsas de sexo y super estimulación que secuestran nuestros cerebros y en su lugar abrazar la libertad”, dijo Houff. “Después de todo, la libertad no es la capacidad de hacer lo que deseamos, sino la capacidad de hacer lo que prefiramos”. 

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