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MCKELVEY: La Universidad debe Proteger el Programa Federal de Empleo Estudiantil

La universidad debe defender los programas que ayudan a estudiantes de bajo ingreso

Aunque existen más puestos de programas de empleo para estudiantes en otros lugares de la Universidad, una reducción en el número de puestos para estos estudiantes hace los puestos disponibles aún más competitivos.
Aunque existen más puestos de programas de empleo para estudiantes en otros lugares de la Universidad, una reducción en el número de puestos para estos estudiantes hace los puestos disponibles aún más competitivos.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. Este artículo es una versión traducida del artículo a continuación: enlace

Escritor Original: Victoria McKelvey

Traductores: Pablo Urioste, Jordan Brooks, y John Barton

A fines de marzo, Betsy Devos, la Secretaria de Educación, se presentó frente al congreso para defender su presupuesto para el Departamento de Educación. Su nuevo presupuesto incluye recortes a diversos departamentos, con reducción total de unos $7,1 mil millones. Uno de los ajustes más profundos sería implementado al Federal Work-Study [programa federal de empleo estudiantil], el cual recibiría tan sólo la mitad de su presupuesto actual. El presupuesto educacional del gobierno abonó un total de $1,13 mil millones para el programa en el 2018, mientras que el presupuesto del 2019 abonará tan solo $500 millones para el periodo fiscal de 2020.  

Nuestra Universidad es una de las aproximadamente 3,400 instituciones de educación terciaria que participa en este tipo de programa de ayuda económica. El programa federal de empleo para estudiantes es un programa de ayuda económica que es otorgado a estudiantes que hayan demostrado una significativa carencia de fondos, el cual permite a estudiantes trabajar con empleados aprobados a cambio de una remuneración monetaria que les ayude a financiar sus costos educativos y de vivencia. Casos individuales son aprobados y adjudicados por las oficinas de asistencia económica de las universidades en si. En la Universidad de Virginia, estudiantes de grado pueden llegar a recibir un monto total de entre unos $1000 y $4000 en forma de pagos de parte de un empleador aprobado, mientras que estudiantes de posgrado pueden llegar a recibir unos $5000. La Universidad financia este programa mediante asistencia del Departamento de Educación de los Estados Unidos.  El departamento decide cuánto abonar a cada universidad individual sobre la base del “cúmulo de necesidad total de estudiantes elegibles que atendieron la universidad el año anterior.” Ajustes importantes a este programa como el que ha propuesto la secretaria significarán una reducción de fondos que el programa de empleo para estudiantes podrá proporcionar en total a estudiantes que ya de por sí son de bajo ingreso. 

Devos ofreció críticas legítimas para el programa federal de de empleo estudiantil y defendió los recortes presupuestarios. Ella dijo que los fondos típicamente van a “los institutos élites” en lugar de aquellos que sirven a estudiantes más pobres. Esta es una crítica común del programa, especialmente porque los institutos terciarios comunitarios que sirven una proporción más grande de estudiantes pobres, únicamente toman 15 por ciento de los fondos del programa federal de empleo estudiantil. No obstante, muchos dicen que seguir limitando la cantidad de fondos para este programa perpetuará este asunto. En un análisis comprensivo del programa federal de de empleo estudiantil por el Instituto de Brookings, “sencillamente, no es posible recortar el programa por la mitad sin considerablemente reducir el acceso” para los estudiantes de bajo ingresos en los institutos públicos. En cambio, el instituto recomienda que el Departamento de Educación use tiempo “innovando, experimentado, y rigurosamente evaluando” el programa.

Treinta y cuatro por ciento de los estudiantes en la Universidad reciben ayuda financiera basada en necesidad a través del programa, que incluye ayuda del programa federal de empleo para estudiantes. En una universidad donde la mayoría de los estudiantes están dentro del 20 por ciento del grupo de ingreso federal, es importante que la Universidad tome pasos para asegurar que los estudiantes pobres tengan un lugar en la Universidad. Como la Junta de Visitantes apoyó el aumento de la matrícula y las tarifas para el año académico de 2019-2020, y la promesa del Presidente Ryan acerca de la matrícula promulga no ocasionar un cambio significante en la ayuda financiera, las protecciones para los estudiantes pobres que tiene que navegar una vida universitaria cada vez más cara, son esenciales.

Afortunadamente es posible asegurar algunas oportunidades de empleo a través de la defensa estudiantil. Por ejemplo, hay una petición escrita y que circula entre estudiantes para combatir los cambios propuestos en Newcomb Hall que podrían disminuir el número de oportunidades de empleo para estudiantes. Esta petición demuestra la importancia de los empleos convenientes para estudiantes que tienen que trabajar para pagar su renta, comida y otros costos académicos. La descripción de la petición explica que estos cambios estructurales, causados por una falta presupuestario, ya han forzado a varios empleados a renunciar, lo cual fuerza un “trabajo excesivo sistémico para los que eligen quedarse, o para aquellos que están obligados por razones financieras a seguir trabajando”. Es importante notar que muchos de los empleados de Newcomb Hall son estudiantes de bajos ingresos y/o minorías.

Aunque el programa federal de empleo estudiantil no garantiza un puesto a todos los estudiantes participantes, los empleadores de estudiantes sí priorizan las solicitudes de estos estudiantes. Sin embargo, es difícil todavía para estos estudiantes encontrar otros trabajos en la Universidad rápida y simplemente. Aunque otros puestos de empleo estudiantil están disponibles en otros lados de la Universidad aparte de Newcomb, una reducción en el número de puestos disponibles para estos estudiantes hace que los que sí están disponibles sean más competitivos, por lo tanto la ayuda que viene del empleo estudiantil se vuelve menos accesible para los estudiantes elegibles.

Los recortes de presupuesto de la Universidad ya han afectado negativamente las oportunidades de empleos estudiantiles, y por consiguiente el número de puestos disponibles para los estudiantes que necesitan ayuda financiera. Sin el financiamiento que la Universidad recibe del gobierno federal para pagar a los empleados estudiantiles que necesitan apoyo financiero, es posible que sea amenazada la habilidad de estos estudiantes de bajos ingresos de poder pagar por la vivienda en esta comunidad. Aunque la reducción significativa del programa federal de empleos para estudiantes ya no permita que la Universidad ofrezca las mismas concesiones financieras, es preciso que todavía se provean oportunidades abundantes de empleos estudiantiles en los lugares donde los estudiantes ya trabajan.

Victoria McKelvey es Columnista de Opinión para The Cavalier Daily. Se puede comunicar con ella por opinion@cavalierdaily.com.

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