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CANO-SANTIAGO: La U.Va. debe distribuir y requerir vacunas de COVID-19

Ahora que la vacuna COVID-19 se está distribuyendo ampliamente, la Universidad debe hacer su parte para distribuir y exigir vacunas para los estudiantes

La Universidad debe contribuir a detener la propagación del COVID-19 este otoño al exigir las vacunas.
La Universidad debe contribuir a detener la propagación del COVID-19 este otoño al exigir las vacunas.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Escritxr original: Yssis Cano-Santiago

Traducido por: Chelsea Edwards y Susan Silva 

A partir del 18 de abril, los adultos mayores de 16 años son elegibles a recibir la vacuna de COVID-19, después de un anuncio del Gobernador Northam. Esta nueva actualización es a la par del plan del Presidente Biden de que todos los adultos en los Estados Unidos sean elegibles para la vacunación antes del 1 de mayo. Hasta la fecha, 26 por ciento de la población de los Estados Unidos ya ha sido vacunada, y un estimado del 70 al 85 por ciento de la población necesita la vacuna para que logre la inmunidad de grupo. Mientras varios estados empiezan abriendo la elegibilidad a los mayores de 16, los estudiantes ahora tienen que decidir si ellos mismos planean a recibir la vacunación. Aunque la Universidad recientemente abrió las citas de vacunación a los estudiantes, la institución también debería hacer que las vacunas sean obligatorias. Igualmente, se debería crear un plan para distribuir la vacuna extensamente en Grounds, en vez de un lugar fuera de Ground que requiera la transportación, con el fin de aumentar la accesibilidad para todos los estudiantes. Varias universidades alrededor del país ya empiezan a convertir los espacios de sus campus en clínicas de vacunación y/o ya hacen que las vacunaciones sean obligatorias para volver en el otoño. 

Aunque los estudiantes están divididos en sus motivaciones para recibir la vacuna, muchos en la Universidad tienen interés, evidenciado por un gran número de estudiantes vistos recientemente en una clínica de vacunación en Danville, Va. Varios estudiantes están motivados por un deber moral para recibir la vacuna y quizás creen que la vacuna es esencial para el bien común. Otros simplemente son entusiastas a volver a la “normalidad” de clases en persona, eventos del campus, o reuniones con los amigos. Igualmente, las opiniones en si las universidades pueden o deben encargar las vacunaciones antes de volver en el otoño son divididas. Según una encuesta de 1,000 estudiantes universitarios, 71 por ciento creen que las universidades tienen el derecho de requerir la vacunación para las estudiantes.  

Sin embargo, muchos estudiantes expresaban vacilación. Alrededor del país, el porcentaje de estudiantes que son aprensivos sobre la vacuna comparado con los que planean recibirla es preocupante. También hay los que preguntan la legalidad de las instituciones como la Universidad a requerir la vacuna. Otros argumentan que la elección de recibir la vacuna o no es un asunto de autonomía de uno mismo y que la Universidad no tiene el derecho de infringirla. Igualmente, unos permanecen preocupados sobre la seguridad y efectos a largo plazo de la vacuna. Estudiantes de color podrían ser justificadamente preocupados de la seguridad de la vacuna por la historia antigua de racismo médico en el país. 

Sin embargo, estas preocupaciones no son creadas iguales. En respuesta a la legalidad de encargar las vacunaciones, incluso como una institución pública, la Universidad puede legalmente requerir la vacuna. Varias instituciones públicas como la Universidad de Rutgers ya han requerido las vacunaciones con exenciones específicas como una condición para volver en persona el próximo otoño. Igualmente, la Universidad también debería tener una exención médica para los que reciban la vacuna pueda ser perjudicial a su salud, o los con exenciones religiosas. Si no se puede hacer la vacunación masiva, la Universidad debería requerir mascarillas en las aulas a lo largo del semestre del otoño, como varias universidades ya han encargados

En respuesta al tema de su propia autonomía, los estudiantes ya acordaron entregar documentación de ciertas vacunas antes de asistir a la Universidad. En cambio, se puede argumentar que no recibir la vacuna es una violación de los derechos de los demás, ya que la negligencia de uno puede representar una amenaza significativa para la vida de una persona inmunocomprometidos. Otra infracción a la autonomía de los demás es si los estudiantes no vacunados eligen estudiar en el extranjero el próximo año escolar. Estos estudiantes corren el riesgo de propagar el virus a poblaciones vulnerables donde las distribuciones de vacunas son más lentas o inexistentes.

Con respecto a la velocidad y seguridad de la vacuna, las vacunas se probaron y monitoreadas con cuidado. Las vacunas fueron igualmente el producto de una colaboración mundial y una financiación significativa. Aunque las vacunas fueron autorizadas por emergencia, en momentos de urgencia, los funcionarios de salud pública no pueden darse el lujo de esperar para administrar las vacunas. Tampoco debería hacerlo la Universidad cuando se trata de exigir vacunas. Históricamente, el factor clave detrás de la disminución de casos de enfermedades infecciosas fueron las vacunaciones masivas. Sin embargo, la vacilación continua sobre la vacuna puede resultar problemática para el objetivo de una inmunidad colectiva del 70 al 85 por ciento.

La Universidad también debe abordar las dudas sobre las vacunas y debe ofrecer recursos tales como programación y discusiones para estudiantes de color y estudiantes de bajos ingresos, para que puedan sentirse seguros e informados sobre la vacuna. Además, muchos estudiantes pueden vivir en un área rural donde no existe una amplia accesibilidad a las noticias o recursos. Esto puede dificultar la difusión de información sobre dónde encontrar clínicas de vacunación. En cambio, la Universidad debería convertirse en un centro central para adquirir una vacuna para los estudiantes que enfrentan diferentes accesos a la vacuna en todo el país y el mundo.

Los estudiantes no deben ser displicentes cuando se trata del virus, y la Universidad debe abordar y ofrecer recursos para los estudiantes de color que tengan preocupaciones sobre la vacunación. No tener tantas personas jóvenes vacunadas podría crear un cambio en el patrón del virus y pasar a otros grupos de edad. Del mismo modo, incluso si una persona goza de buena salud, su negligencia podría ser la razón por la que se contagie a otro estudiante vulnerable. La flexibilización de las restricciones y el regreso a un semestre de otoño algo normal no significa, por lo tanto, que COVID-19 ya no sea una amenaza. Debemos seguir siendo cautelosos, poniendo la seguridad de los demás por encima de nuestros propios deseos de entretenimiento. COVID-19 sigue siendo una amenaza hasta que los profesionales de la salud y los funcionarios de salud pública hayan considerado que las condiciones pueden volver a la normalidad. La Universidad debe contribuir a detener la propagación del COVID-19 este otoño al exigir las vacunas.

Yssis Cano-Santiago es columnista de opinión de The Cavalier Daily. Puede ser contactada en opinion@cavalierdaily.com.

Las opiniones expresadas en esta columna no son necesariamente las de The Cavalier Daily. Las columnas representan únicamente las opiniones de los autores.

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