El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace
Escritxr original: Yssis Cano-Santiago
Traducido por: Diana Albarracin
La pandemia despertó la acción social y performativa en los últimos dos años, a medida que aumentaban las conversaciones sobre la desigualdad racial y de género en los espacios en línea. Sin embargo, estas conversaciones no deben limitarse a discusiones con extraños en Internet. Estas conversaciones, que han movilizado a activistas y enfurecido a quienes defienden el statu quo de la desigualdad, deben ampliarse en la educación superior. La Universidad está muy familiarizada con ser el centro de controversia en torno a las relaciones raciales con respecto a su pasado y reciente historia. Aunque la Universidad nunca podrá expiar las numerosas transgresiones históricas que ha tolerado y en las que ha participado, puede progresar hacia un lugar más inclusivo y seguro para todos los estudiantes. Para hacer esto, la Universidad debe, entre muchas cosas, exigir a los estudiantes que tomen un curso sobre igualdad racial y de género.
Estos cursos ampliarían los requisitos existentes pero con diferencias fundamentales. Por un lado, dichos cursos diferirían de los requisitos actuales de ciencias sociales del curriculum del College. Este plan de estudios requiere que los estudiantes del Colegio tomen tres créditos en “Culturas y sociedades del mundo” y que satisfagan un requisito de idioma extranjero. Sin embargo, el plan de estudios actual no requiere que los estudiantes tomen un curso en estudios de género o de la mujer. Además, los requisitos actuales se centran en una cultura de la del estudiante elección y en un solo idioma extranjero. En contraste, un curso de inclusión racial y de género sería mucho más amplio, y se centraría en las complejas intersecciones entre raza, género y sexualidad en Estados Unidos. Sin embargo, los cursos no deben reemplazar el Módulo de la educación sobre consentimiento sexual requerido para los estudiantes. Más bien, ampliaría las conversaciones, ya que el programa actual se completa en primer y tercer año y se discute durante la semana de bienvenida para los nuevos estudiantes, pero rara vez se aborda más adelante.
Varios campus en todo el país han propuesto e implementado estrategias para aumentar la educación en diversidad y desigualdad de género, y han dado muchos pasos importantes en la dirección correcta y muchos otros se han quedado cortos. Estos esfuerzos abarcan desde exigir a los profesores que incluyan un componente de diversidad en su plan de estudios, exigir la literatura requerida sobre raza y género antes de la matriculación y exigir que los estudiantes tomen un Requisito de Culturas Estadounidenses. Sin embargo, las universidades continúan preocupadas por las repercusiones de requerir cursos de diversidad y género debido al temor de promover demasiado la “política de izquierda”. Otros no creen que un requisito de diversidad sea esencial o relevante para los estudiantes de todas las especialidades. Y mientras que bajo el Título IX muchas universidades han requerido un programa sobre acoso sexual, pocas universidades requieren que los estudiantes tomen un curso en estudios de género. Todas estas preocupaciones no tienen fundamento: estos temas se pueden abordar de manera imparcial mientras se mantiene la universidad como un lugar para aprender y que se cuestionen sus creencias.
Un curso requerido de sensibilidad cultural e igualdad de género debería ser impartido por profesores de grupos protegidos y debería cubrir temas importantes relacionados con las posibles experiencias de los estudiantes en un campus universitario. Esto incluye discutir las barreras a la educación superior para los miembros de grupos marginados, tanto antes como durante la obtención de un título. Otros temas relacionados incluirían discusiones sobre racismo, microagresiones y discriminación, además de sumergirse en la compleja y extensa historia de las relaciones raciales en la Universidad. En lo que respecta a un curso sobre relaciones de género, el plan de estudios debe incluir debates sobre temas delicados como la agresión sexual, el acoso sexual y la histórica de género desigualdad en Estados Unidos. La enseñanza de estas materias debería ser informativa y, al mismo tiempo, reconocer que ciertos temas pueden desencadenar. Por lo tanto, estos cursos deben permitir a los estudiantes dar un paso al frente si es necesario y pedir asignaciones alternativas, todo mientras se asegura que la clase sea un lugar seguro para la discusión abierta libre de intolerancia y prejuicios.
Se han logrado avances en el aumento de la conciencia cultural y la desigualdad de género en todas las áreas de la educación; sin embargo, se debe trabajar más para crear una sociedad inclusiva y justa. La educación primaria y secundaria puede progresar enseñando historia con precisión, en lugar de obligarla a alinearse con los valores estadounidenses patrióticos. La Universidad y otros lugares de educación superior también pueden expandir aún más la inclusión mediante la contratación de profesores más diversos. Todos los sectores de la educación pueden trabajar para deshacer la omision histórica de las mujeres y las personas marginadas y aumentar la literatura escrita por personas de color y mujeres en los planes de estudio de las clases.
Un par de cursos no pueden abordar todos los temas importantes relacionados con la raza y el género. Es importante entender que para muchos estudiantes, esta es su experiencia vivida, no solo una clase obligatoria. Para comenzar a cerrar la brecha entre las personas con prejuicios que creen en los estereotipos y las que creen en los hechos, estos temas deben discutirse abiertamente. El cambio positivo no se realiza en espacios oscuros de Internet donde se genera odio y donde las personas se sienten protegidas por el anonimato. En cambio, el cambio positivo se realiza a través de las conversaciones que tenemos y las acciones posteriores que inspiran. Estas conversaciones serán más fructíferas en espacios de educación superior, donde los estudiantes, independientemente de su especialidad, toman los conocimientos adquiridos durante sus estudios y aplican esas esenciales habilidades en el lugar de trabajo y con sus futuras familias. Al dar este paso de requerir un curso de estudios de género y sensibilidad cultural, la Universidad puede ayudar a crear una sociedad más igualitaria e inclusiva para las generaciones futuras.
Yssis Cano-Santiago es columnista de opinión de The Cavalier Daily. Puede ser contactada en opinion@cavalierdaily.com.
Las opiniones expresadas en esta columna no son necesariamente las de The Cavalier Daily. Las columnas representan únicamente las opiniones de los autores.
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