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El panel virtual “Food and Justice in Virginia" fomenta el debate sobre el acceso a los alimentos, las políticas y los derechos de los trabajadores

Los panelistas destacados abordaron las disparidades alimentarias tanto a nivel local como nacional e instaron a la participación y el activismo de la comunidad

<p>En una encuesta a los asistentes del panel virtual Food and Justice en Virginia, el 43 por ciento de los encuestados sabían "casi nada" sobre el origen de sus alimentos.</p>

En una encuesta a los asistentes del panel virtual Food and Justice en Virginia, el 43 por ciento de los encuestados sabían "casi nada" sobre el origen de sus alimentos.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Escritxres originales: Alexa Clark y Erica Szymanski

Traducido por: Giuliana Rejalaga y Carla Betancourt

U.Va Lifetime Learning, en asociación con Morven Farm, realizó el miércoles el panel virtual Food and Justice in Virginia como parte de la celebración comunitaria MLK de la Universidad. Los cinco panelistas discutieron sobre la influencia del racismo sistémico en la accesibilidad a los alimentos y las condiciones de trabajo en las granjas. También discutieron problemas comunes, como la seguridad alimentaria y de los trabajadores, al tiempo que instaron al público a involucrarse más en las políticas relacionadas con los alimentos, especialmente en la comunidad de Charlottesville.

El evento fue organizado como una discusión abierta entre cinco expertos en justicia alimentaria y fue moderado por el Prof. de Política Asociada Paul Freedman. Los miembros de la audiencia tuvieron la oportunidad de intervenir con un cuadro de preguntas y respuestas y hubo encuestas en tiempo real en todo momento.

Tanya Denckla, directora del Instituto de Compromiso y Negociación de la Universidad, que fomenta la colaboración en cuestiones ambientales, explicó que las grietas en el sistema alimentario moderno reflejan las desigualdades pasadas en la agricultura. Por ejemplo, Cobb explicó que esta industria todavía depende de los trabajadores esclavizados, pero la esclavitud moderna toma diferentes formas. Por eso enfatizó que, en esencia, la justicia alimentaria es un derecho básico.

"La justicia alimentaria es ... la capacidad de ejercer los derechos humanos fundamentales de la autodeterminación sobre lo más importante, que es nuestra comida", dijo Cobb.

El Dr. Basil Gooden, exsecretario de agricultura and silvicultura de Virginia, señaló que el tema de la justicia alimentaria implica más que nuestras comidas diarias. Como director estatal para el desarrollo rural del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en Virginia, fue testigo directo del impacto positivo que la agricultura puede producir en el bienestar económico, la salud y la calidad de vida. Por el contrario, las injusticias en el sistema alimentario generan efectos en cadena a través de todos estos aspectos.

“[La justicia alimentaria] abarca todo, desde el productor hasta el consumidor final”, dijo Gooden. “El gran problema que tenemos es la disparidad y las desigualdades que abundan en todo el sistema”.

Gooden también señaló que con el tiempo, hemos subcontratado todo, desde la educación de nuestros hijos hasta la alimentación de nuestras familias, por lo que tenemos una relación ajena con los alimentos que consumimos. Si bien las sociedades históricas han cultivado o buscado alimentos, hoy interactuamos con nuestras comidas en el contexto de un supermercado o una caja de comida rápida para llevar. Esta separación espacial entre platos de comedor y granjas conduce a la disociación de granjas con nuestros platos de cena.

"Nos hemos desconectado de la forma en que se producen nuestros alimentos, de quién los produce y de la parte más importante: en qué condiciones'', dijo Gooden.

Durante el panel de discusión, se preguntó a los espectadores cuánto sabían sobre el origen de sus comidas. La respuesta más popular, seleccionada por el 43 por ciento de los encuestados, fue "casi nada". Christianne Queiroz, directora del programa de Virginia Farm Workers [trabajadores agrícolas de Virginia], dijo que no le sorprendieron las respuestas.

“[El resultado de la encuesta] no me sorprende desde el punto de vista de la falta de visibilidad de los trabajadores agrícolas y sus vidas y condiciones”, dijo Queiroz. “Creo que eso es lo que en realidad genera mucha apatía moral hacia la situación de los trabajadores agrícolas en el país”.

En reacción al resultado de la encuesta, Freedman dirigió la discusión hacia el papel de los consumidores.

"Creo que deberíamos preguntar: '¿Por qué tenemos un sistema alimentario en el que sabemos tan poco, en el que es tan difícil lograr un nivel de transparencia para aprender sobre nuestra comida?'" Freedman dijo.

Freedman sostuvo que si bien puede ser de naturaleza humana culpar a los consumidores por su toma de decisiones, el público debe adoptar una perspectiva holística reconociendo que el propio sistema alimentario es un "fracaso moral". Tal como está, el sistema deja intencionalmente a los consumidores en la oscuridad, lo que conduce a los comedores pasivos y una desconexión de la naturaleza, aunque los panelistas presentaron varias soluciones potenciales para impulsar la reforma del sistema alimentario.

Una solución propuesta consistía en comunicar la importancia de reconectar con la tierra. Shantell Bingham, directora del programa Charlottesville Food Justice Network [La red de justicia alimentaria de Charlottesville], mencionó que ella es la gran nieta de los aparceros de tabaco en Carolina del Norte, y practica gratitud por los nativos que fueron los primeros administradores de la tierra.

En una línea similar, Cobb apreció las prácticas agrícolas indígenas al participar en una fiesta. Fue invitada a una comida organizada por el I-Collective, "un grupo autónomo de chefs indígenas, activistas, herbolarios, cuidadores de conocimientos y semillas". En la comida, cada plato fue forraje de la tierra local y preparado utilizando métodos ancestrales.

"Compartieron con nosotros durante el almuerzo su perspectiva sobre la justicia alimentaria... [para ellos], se trata de la conexión de nosotros con nuestra comida y con la tierra," dijo Cobb. "Hicieron un punto de decir que es probable que nunca hayas probado alimentos que saben así porque nunca lo has cocinado de esta manera, con la tierra de la que proviene."

Cobb sugiere que eventos similares en la Universidad en el futuro podrían ampliar las perspectivas y avanzar estas conversaciones.

Cobb también señaló que el público puede traer cambios duraderos al sistema alimentario a través de las diferentes opciones financieras. Por ejemplo, la Universidad gasta $11 millones en las 2 millones de comidas que produce anualmente. Cambiando incluso una parte de ese gasto hacia los agricultores negros y morenos tiene el poder de dar forma a los medios de vida, dijo Cobb. También mencionó que University Dining tiene un objetivo del 30 por ciento de gasto alimentario en alimentos sostenibles, que abarca productos locales, para el 2030. En el 2017, las compras de alimentos sostenibles de U.Va. Dining fueron del 8,6 por ciento de sus gastos alimentarios.

Además, Queiroz señaló que las leyes de reforma migratoria, incluyendo las regulaciones federales que rodean las visas de trabajo, son un componente integral de la lucha contra la justicia alimentaria. Recomienda que las personas se pongan en contacto con sus representantes y den a conocer sus opiniones sobre la legislación propuesta. 

En sus observaciones finales, Bingham se hizo eco de estos sentimientos e hizo énfasis en la importancia de las políticas locales y nacionales. Instó a los oyentes a tener en cuenta que la justicia alimentaria implica igualdad para todos, un concepto que une a los agricultores negros e indígenas por igual.

Gooden resumió su mensaje con un extracto del Dr. Vernon Johns, un activista de los derechos civiles y pastor. 

"'Si ves una buena pelea, entra en ella'", citó Gooden.

Afirmó que, lo más importante, es que el público debe buscar la participación en esta "buena lucha" por la igualdad en nuestro sistema alimentario. Gooden desafió a los oyentes a tomar medidas y darse cuenta del poder que tienen como individuos para promulgar el cambio. 

Por último, Cobbs señaló que los ex alumnos tienen influencia sobre la Junta de Visitantes y el Presidente de la Universidad Jim Ryan, ya que pueden utilizar sus voces en un esfuerzo por hacer que la Universidad sea responsable de convertirse en un líder en el movimiento por la alimentación sostenible y justa.

En las palabras de despedida de Freedman, enfatizó que el futuro del sistema alimentario está en nuestras manos.

"Todos comemos, todos somos parte del sistema alimentario, todos tenemos que tomar decisiones y elecciones", dijo Freedman. "Pensemos en cómo esas elecciones afectan la justicia alimentaria". 

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